No sé por cuántas mujeres estuve loco a lo largo de mi vida,
quizá seis, o cinco. Tan loco no estaría por ellas si no recuerdo su número,
vale. Pero por un lado no lo quiero recordar y por otro, no lo reduzco a un
número, sino a las sensaciones que tuve en esos momentos tan sublimes.
Respondiendo a comentarios en la entrada anterior, recordé a
dos chicas de las que me gustaron un montón. Una, alemana y la otra catalana.
Y, desgraciadamente la cosa no cuajó.
Hoy hablaré de la alemana y otro día de la de Barcelona.
No sé qué me pasó con ella, porque intuí en su mirada ese
reflejo que sólo devuelve el amor. La cosa creo que fue mal por la falta de
comunicación. Por el idioma. A mí me encanta hablar y a las mujeres con las que
tuve ese trato, les encantaba escucharme. También me gusta escuchar, sobre todo
si aquello de lo que me hablan crea la complicidad de lo maravilloso. Pero yo
sólo me sabía en alemán el típico “Heil Hitler” que por películas sabía que
significaba “Hola”, y “Deutsche land uber alles”, que significa “canción de Los
Nikis”. Y claro, Astrid se reía las primeras doscientas veces, a partir de la
doscientas una empezó a disminuir la extensión de sus labios.
Cierto es que también ella era muy pesada, todo el rato
llamándome bicho. Llevábamos todo el día así y ya por la noche, ante una cena
con velas, mirándome con los ojos brillantes a la profundidad de las estrías de
alguna parte de mis ojos, como buscando mi alma, y cuando yo hacía lo mismo, me
decía sin anestesia: “ich liebe dich”. Y ya me cortaba el rollo.
—Astrid, me encanta tu mirada azul, sé que no me entiendes; si lo
hicieras, quizá no me atrevería a decirte algo tan romántico. Porque te lo creas o no, yo no soy romántico,
yo no hinco la rodilla en el suelo mientras te regalo un ramo de flores y te
ruego que compartamos nuestras vidas.
Ella me miraba como alelada y yo, para no ser menos, miraba
al helado, aquella vainilla era exquisita. Luego proseguía:
—Jamás he notado algo como lo que noto ahora, mi corazón
late al ritmo de purasangre en carrera, de corcheas en pentagrama, de rompiente
en pleamar.
Ella mantenía la mirada en mis ojos, tan concentrada, que
hubo un momento en que le tuve que decir: “¿hola?”:
—¿Heil Hitler?
Y entonces ella rompió a reír y me dijo con cara graciosa:
—Ich liebe dich.
Ya había pasado en varias ocasiones a lo largo del día y,
aunque yo pensé —tonto de mí— que todo aquello iba a culminar en suspiros,
perfumes y sudores, tras los cuales nunca termino, me visto y me voy, sino que
abrazo y quiero que no se acabe nunca, en ese momento ya no lo soporté más,
abandoné el hotel y me despedí para siempre.
—¡“Hans Christian Andersen”!
:-(
PD- Por cierto, peliculón "Los niños del Brasil". De las que hacen pensar.
Vuelvo a escribir el comentario porque no sé que ha pasado que después de darle a publicar he salido de mi sesión 😲
ResponderEliminarEso si me acuerdo de lo que había escrito, claro...
Había dicho algo de qué lástima que no haya funcionado con la alemana y que espero que con la catalana resultara mejor. También había escrito que tengo algún libro de cuentos de Hans Christian Andersen y que lo que más me había gustado del videoclip (lo que más no, lo único) era la camiseta de Clint Eastwood.
Besos otra vez.
Qué repetitiva, jajaja. Pues no lo había leído la primera vez, la verdad. Con la catalana fue tan parecido que es posible que ya ni la escriba, porque al que me lea le va a quedar la sensación de que siempre escribo lo mismo (cosa que es verdad).
EliminarCuando yo era minúsculo habían echado un ciclo de Danny Kaye y una de las películas era la de Andersen y me había encantado. Cuando ya empecé a tener pelos la volví a ver y menudo fiasco, algo parecido me pasó con Mazinger Z, ahora eso sí, en su momento fue la bomba.
Me encantan los besos otra vez, los mismos para ti :-)
Simpático relato.
ResponderEliminarSaludos.
Tú sí que eres simpática, Patricia K.
EliminarSaludos.
Hola pasaba saludar!!!!
ResponderEliminarTe cuento que abrí un blog de haikùs y voy a dejar los otros puesto que no me da el tiempo para todos.
Espero verlos allì, un beso enorme y un abrazo.
PD: ESTE ES MI ÚLTIMO Y ÚNICO BLOG DE AQUÌ EN MÁS. TE SIGO CON ESTE NUEVO PERFIL.
Lo siento, aquí (por lo menos aquí) las cosas no funcionan así.
EliminarEl idioma puede llegar a ser una barrera difícil de salvar, incluso cuando creemos habler el mismo (pienso en muchos desencuentros nacidos de que una palabra significa algo muy distinto en nuestro español del que hablan aquí).
ResponderEliminarEl humor con que lo cuentas me hace pensar que es un buen recuerdo el que tienes de la alemana y también que esconde algún dolor.
Habla muy bien de ti que te quedes abrazando. ¿Y dices que no eres romántico? ¿O será que cuesta mostrarlo...?
;)
Biquiños
Hola, Alís :-) Bueno, te lo voy a decir en gallego para que te suene más a casa y muy diferente: Ola, Alís.
EliminarYo hice la mili en España y la verdad es que había gente que hablaba muy raro (luego dicen de nosotros, y lo único que hacemos es alargar las graves porque somos muy llanos). En realidad la alemana no existió, existió una de otro país cercano a Alemania, pero la tía hablaba perfectamente el español y otros diez idiomas más, jajaja. En cualquier caso, esto no me pasaría.
Salvo alguna vez con prisa pero porque no quedaban más cojones, lógicamente me quedo abrazando, no me va la carne por la carne. Cuando digo que no soy romántico (y no lo soy), me refiero a esto:
https://sobremorir.blogspot.com/2017/02/que-es-ser-romantico.html
Biquiños, ruliña.
Hans Christian Andersen? XDDD
EliminarSiento que no fuera bien. La comunicación, a no ser que seas el tatuado de la entrevista con el alemán, es importante. Y a veces los chistes acaban cansando... :S
Un abrazo.
Bueno... o como se diga adiós en alemán...!!
EliminarSiento que te haya cansado mi entrada, Doroteíña, soy de chiste corto :-P
Recibo ese abrazo que me das de puntillas y te lo correspondo!
¿Qué? No me ha cansado tu entrada! Fue a la alemana. XDD
EliminarBss
Era para que comentaras ;-), jajaja
EliminarMe gusta leerte
ResponderEliminardisfruto el momento
no analiso lo leo
saludos desde Miami
Un saludo desde Galicia
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