—Corten la sesión, ¡CÓRTENLA DE YA!
Los ojos se salían de las órbitas de todos los comunes, el
negro estaba pálido y las mujeres, con empatía femenina, tapaban
inconscientemente su sexo con las dos manos y comprimían su gesto en una
expresión de profunda y dolorosa admiración angustiada. Y ya no pongo más
adjetivos porque aun así me quedaría corto.
—Queremos que siga —decían unos.
—No, por God, ya basta —decían otras.
—No podemos aceptar el invento, no nos lo creemos, han
puesto ahí un bocadillo inventado que les llevará, seguramente, a prisión.
—No, yo quiero ser como los políticos españoles, hacer de
mi capa un sayo y vivir de puta madre después de arruinar un país, y además
dando conferencias para que todo el mundo aprenda que la justicia en temas políticos es tan flexible como estupenda, como si fuese una comedia de Mr. Bean. Pero
cambiando de tema: les puedo demostrar con cualquiera de ustedes que esto no es
un invento. Vamos, que sí es un invento, el invento de la humanidad. Me refiero
a que no hay trucos, es tal cual se pensó en el momento en que se pensó. Si no
suena la voz del pensamiento es porque tenemos que perfeccionarlo técnicamente,
pero en la banda sonora figura exactamente igual que en el bocadillo.
—¡Si el invento funcionara quizá también funcionase! Eso nos
acabaría de hundir, ¿no se dan de cuenta?... ¿o como se diga?
—Hay días.
—¿Hay días?
—Sí, significa “ideas” en nuestro idioma, mejor no le voy a
leer mi bocadillo en estos momentos, acabaríamos mal.
—¿Sí, sí, sí?, que significa en nuestro idioma: “¿ven, ven,
ven?” pero no en el verbo “to come” sino en el verbo “to see” con la cortesía
del usted.
—¿Tú come?, se diría “tú comes”, ¿no? Ya me estoy haciendo
la piching un lío.
—¡SILENCIO!, ¡TO SHHHHH! Veamos, intentaré traducir al
idioma de Shakespeare los últimos seis párrafos. Uno dice que necesitamos ideas
y que si supiéramos lo que piensa la cosa acabaría mal. Opino que tiene razón,
pero tengo una hay día. Perdón, una idea. Podemos hacer como los alemanes,
pillamos a un país cercano y chabacano para hacerle un buen seguimiento y
utilizamos a sus habitantes como Indian Rabbits.
—¿Eing?
—Cobayas.
—¿Los alemanes?
—No, coñing, los alemanes son un pueblo serio sobre todo si
se les muere alguien y no están en Mallorca, me refiero a lo que hacen los
alemanes con los medicamentos y con los españoles. Los exportan y empiezan a
comprobar sus efectos secundarios unos años más tarde sin perjudicar a su
propia población, esto es, a la alemana.
—¿Y en España no hay digamos… un supervisor o eso que se
llama control de calidad?
—Amigos míos, en España lo que hay digamos… son personas con
la moral distraída everywhere. Con unos euritos todo arreglado. Votemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario